13/11/10

Desde hace años había adquirido el hábito de escribir mis pensamientos en forma de cartas que nunca enviaba, ahora he cogido mi fiel cuaderno de papel amarillo tamaño folio y he empezado a volcar mis sentimientos. En el universo no existen las casualidades. He oído el grito de tu corazón. Sé cuán profundamente has deseado la verdad, en tu sufrimiento, como en tu alegría; has clamado por ella. Suplicas interminablemente, muéstramela, explícamela, revelamela. Y eso estoy haciendo yo ahora, en términos tan claros que no puedas dejar de entenderme; en un lenguaje tan sencillo que no puedas confundirte, en un vocabulario tan común que no puedes perderte en la verborrea. Sigamos, pues, adelante. Pregúntame cualquier cosa, lo que quieras. Me las ingeniaré para conducirte a la respuesta. Utilizaré al universo entero para hacerlo. Estate, pues atenta, esta carta está lejos de ser mi única herramienta. Formula una pregunta, más observa, escucha las palabras de la próxima canción que oigas; la información del siguiente artículo que leas; el argumento de la siguiente película que vayas a ver; las palabras que cruces con la próxima persona que te encuentres. O el murmullo del próximo río, el próximo océano. La próxima brisa que acaricie tu oido. Te hablaré si me escuchas. Te mostraré entonces que siempre voy a estar ahí. Aunque a partir de ahora las cosas cambien, tú siempre permanecerás en mi corazoncito. Gracias, gracias, gracias. Tan solo necesito una mano, incluso un dedo para contar, ya sabes, gente como tú. Te quiero.


Milán

1 comentario:

  1. por favor que bonito, me maravilla como transmites escribiendo, un beso guapa

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